
En el mundo offshore, donde la extracción de hidrocarburos ocurre a cientos o miles de metros bajo la superficie del mar, los risers cumplen una función fundamental. Son tuberías verticales que conectan el pozo submarino con la plataforma de producción o perforación, permitiendo el transporte de petróleo, gas, agua o incluso herramientas entre el lecho marino y la superficie. Su función es tan estratégica que muchas veces se les considera el sistema circulatorio de una operación offshore.
Existen diferentes tipos de risers, según su propósito y el tipo de estructura a la que se conectan. Los drilling risers se utilizan durante la perforación y deben permitir el paso de la sarta, el lodo de perforación y el retorno de los fluidos. Los production risers transportan los hidrocarburos extraídos hasta la unidad de procesamiento. Otros, como los injection risers, se emplean para inyectar agua, gas o productos químicos en el yacimiento como parte de técnicas de recuperación secundaria.
El diseño de un riser debe considerar varios factores críticos. Entre ellos se encuentran la profundidad del agua, las corrientes oceánicas, la presión interna, el movimiento de la plataforma flotante y la temperatura de los fluidos. En plataformas fijas, los risers están anclados directamente. En estructuras flotantes como los FPSO o semisumergibles, se utilizan risers flexibles o configuraciones especiales como catenary o lazy wave, que absorben el movimiento del oleaje y reducen tensiones estructurales.
Estos sistemas están recubiertos con materiales especiales para resistir la corrosión, la abrasión y el contacto con fluidos agresivos. También pueden incorporar sensores para monitorear presión, temperatura y detección de fugas en tiempo real.
Es el nexo operativo entre dos mundos extremos: el fondo marino y la ingeniería de superficie. Su correcto funcionamiento garantiza el flujo constante, seguro y eficiente que da vida a todo el sistema offshore.
